Creo que somos la única facultad de la Complutense que tiene un servicio de orientación. Y no me lo explico, porque creo que es algo totalmente necesario para los indefensos y confusos estudiantes. ¿De qué tratan las asignaturas? ¿Qué especialidad hago? ¿Qué salidas tengo?... son algunas de las preguntas que todo universitario nos hemos hecho en algún momento de nuestra carrera y que deben ser respondidas para calmar la ansiedad que nos producen.
Puede parecer una tontería, pero no lo es. ¿Quién si no te las va a responder? ¿En secretaría? Ni de coña... si ahí no saben nada, y sólo trabajan en septiembre cuando la gente se matricula. ¿Un profesor? Puede que sí, pero él te podrá hablar de su especialidad y de lo que conoce (que seguro que no es mucho tampoco, en cuando al sistema) ¿tienes que ir a todos los departamentos para enterarte entonces?. En orientación saben de todo.
Estos orientadores suelen ser estudiantes de último año, por lo que han estudiado lo mismo que tú, son estudiantes como tú y han tenido esas mismas preguntas como tú. Por tanto, no sólo te pueden aconsejar academicamente, sino en tu vida universitaria. Yo he tenido la suerte de conocer a dos orientadoras, que de no ser por ellas... no estaría tan bien como lo estoy ahora.
Supe de la existencia de este servicio en septiembre del segundo año. Curso, que os recuerdo fue un auténtico infierno para mi y del que tengo muy malos recuerdos. Mis resultados fueron catastróficos, no fue un buen año y me sinceré con mis compañeros (que ya se dieron cuenta de todo esto). Fue un alivio poder contar con ellos, liberarme y soltar todo el peso que estuve cargando durante esos meses. Me sentí mejor, y Mónica me recomendó ir a orientación. "Es la puerta que está entre la cafetería y el baño" "Ah... ¿ahí hay una puerta?". Sí, sí que había.... y vi que estaba abierto. Decidí entrar ese mismo día, porque me veía con fuerzas.
Fue lo mejor que pude hacer. Si sigo estudiando psicología es gracias a aquella chica rubia con el pelo largo rizado. Ella me calmó, me animó y me aconsejó. Gracias a ella, aguanté un año más y pude comprobar que esta es mi vocación, que amo y creo en lo que estudio, que quiero ganarme la vida así. Es algo que no se puede explicar, pero es increíble que con una charla reveladora y las ganas de luchar, cambie todo y para bien.
Este año, tuve que volver a pasar a aquel despacho. Era otra chica, la verdad es que me decepcioné un poco porque esperaba ver a la misma y poder decirle lo que le agradezco su ayuda. Pero esta muchacha tampoco me defraudó porque me ayudó muchísimo también. Fui a verla a mediados del curso, le comenté lo que me pasó el año anterior y quería hacerme un plan de las asignaturas que me iba a coger con ella para que me guiase como lo hizo su compañera. Lo hablamos todo y quedé muy contenta.
Me fue bastante bien ese curso, aunque tuve 3 asignaturas para septiembre. Me iba a preparar dos porque la otra era imposible; fisiología (y se aprobaba con un 7.5). Con desarrollo cognitivo me fue bastante bien, y con evaluación psicológica no tanto. No me voy a quejar del examen (que podría, porque menudas preguntas más rebuscadas...) sino del trato que recibí en la reclamación.
La profesora se comportó conmigo como una auténtica zorra y me trató como si fuese basura. No tengo nada más que decir, pero ese suspenso totalmente inmerecido descuadró todo mi futuro.
Cuando tienes las cosas tan claras como una firme torre, y por cualquier circunstancia te la derriban, sufres como si te se hubiese caído encima literalmente. No me avergüenza decir que fui a llorar al baño durante media hora. Cuando pude contenerme, tuve que ir a hablar con la orientadora porque no sabía qué hacer. Y otra vez, ella me dio la solución.
Parece que será un buen año...
Puede parecer una tontería, pero no lo es. ¿Quién si no te las va a responder? ¿En secretaría? Ni de coña... si ahí no saben nada, y sólo trabajan en septiembre cuando la gente se matricula. ¿Un profesor? Puede que sí, pero él te podrá hablar de su especialidad y de lo que conoce (que seguro que no es mucho tampoco, en cuando al sistema) ¿tienes que ir a todos los departamentos para enterarte entonces?. En orientación saben de todo.
Estos orientadores suelen ser estudiantes de último año, por lo que han estudiado lo mismo que tú, son estudiantes como tú y han tenido esas mismas preguntas como tú. Por tanto, no sólo te pueden aconsejar academicamente, sino en tu vida universitaria. Yo he tenido la suerte de conocer a dos orientadoras, que de no ser por ellas... no estaría tan bien como lo estoy ahora.
Supe de la existencia de este servicio en septiembre del segundo año. Curso, que os recuerdo fue un auténtico infierno para mi y del que tengo muy malos recuerdos. Mis resultados fueron catastróficos, no fue un buen año y me sinceré con mis compañeros (que ya se dieron cuenta de todo esto). Fue un alivio poder contar con ellos, liberarme y soltar todo el peso que estuve cargando durante esos meses. Me sentí mejor, y Mónica me recomendó ir a orientación. "Es la puerta que está entre la cafetería y el baño" "Ah... ¿ahí hay una puerta?". Sí, sí que había.... y vi que estaba abierto. Decidí entrar ese mismo día, porque me veía con fuerzas.
Fue lo mejor que pude hacer. Si sigo estudiando psicología es gracias a aquella chica rubia con el pelo largo rizado. Ella me calmó, me animó y me aconsejó. Gracias a ella, aguanté un año más y pude comprobar que esta es mi vocación, que amo y creo en lo que estudio, que quiero ganarme la vida así. Es algo que no se puede explicar, pero es increíble que con una charla reveladora y las ganas de luchar, cambie todo y para bien.
Este año, tuve que volver a pasar a aquel despacho. Era otra chica, la verdad es que me decepcioné un poco porque esperaba ver a la misma y poder decirle lo que le agradezco su ayuda. Pero esta muchacha tampoco me defraudó porque me ayudó muchísimo también. Fui a verla a mediados del curso, le comenté lo que me pasó el año anterior y quería hacerme un plan de las asignaturas que me iba a coger con ella para que me guiase como lo hizo su compañera. Lo hablamos todo y quedé muy contenta.
Me fue bastante bien ese curso, aunque tuve 3 asignaturas para septiembre. Me iba a preparar dos porque la otra era imposible; fisiología (y se aprobaba con un 7.5). Con desarrollo cognitivo me fue bastante bien, y con evaluación psicológica no tanto. No me voy a quejar del examen (que podría, porque menudas preguntas más rebuscadas...) sino del trato que recibí en la reclamación.
La profesora se comportó conmigo como una auténtica zorra y me trató como si fuese basura. No tengo nada más que decir, pero ese suspenso totalmente inmerecido descuadró todo mi futuro.
Cuando tienes las cosas tan claras como una firme torre, y por cualquier circunstancia te la derriban, sufres como si te se hubiese caído encima literalmente. No me avergüenza decir que fui a llorar al baño durante media hora. Cuando pude contenerme, tuve que ir a hablar con la orientadora porque no sabía qué hacer. Y otra vez, ella me dio la solución.
Parece que será un buen año...